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Javier Loroño en Lac D’embrun. |
El Embrunman es un triatlón atípico, no por tratarse de un distancia IronMan, si no por la belleza de su entorno a la vez que por la dureza de sus recorridos, anunciando el segmento de ciclismo 188km con 5000m de desnivel positivo.
Dado el impresionante enclave de los Alpes y por tratarse de un triatlón que el simple hecho de terminarlo era motivo de orgullo, me planteé tomar parte en él con el único objetivo de intentar disfrutar al máximo y a poder ser, cruzar la línea de meta.
Ha sido un año de largos y duros entrenamientos gracias a los cuales he ido evolucionando en las competiciones donde me iba encontrando a gusto, sin embargo las pruebas de larga distancia se me atragantaban por problemas digestivos. Pero tras realizar cambios en la dieta y con las esperanzas de ser finisher, me dirigí junto a mi familia a Embrun para intentar conseguir el objetivo principal de la temporada.
Lo primero que me sorprendió es la temperatura del agua de 21´5ºC en un lago alimentado por un un río que proviene de agua de deshielo. El caso es que fue un alivio cuando a las 6am dieron la salida y pasamos de menos de 10ºC de temperatura ambiente al «balneario natural» en que se desarrollaba el segmento de natación.
La natación se compuso de 3.800m en dos vueltas donde los más de 1250 triatletas intentábamos buscar nuestro espacio sin pasarnos unos por encima de otros (bueno, a veces si).
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Javier Loroño en el sector de ciclismo |
Llegué a la T1 y tomándomelo con mucha calma me vestí de ciclista y comencé lo que sería el segmento estrella de esta prueba. Los puertos y paisajes eran variados, desde bosques de pino, praderas,… hasta angostos desfiladeros y paisaje caótico y sin apenas vegetación en el Col. de Izoard a 2.361m. Realmente disfruté como un enano, es la primera vez que voy a Alpes para un objetivo distinto que no sea escalar ni subir un 4.000, pero la pasión e ilusión es la misma. No era capaz de dejar de mirar para todos lados y gozar del recorrido a un ritmo muy conservador.
Una vez en la T2 volví a cambiarme de ropa para afrontar el maratón que se componía de 2 vueltas de 21km por la localidad de Embrun y alrededores con unos 700m de desnivel acumulado. Esta vez conseguí disfrutar de toda la carrera a pie y no tuve ningún tipo de problema gástrico (incluso comiéndome 2 flanes de queso en los avituallamientos!).
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Javier Loroño entrando en la meta arropado por su familia |
Al final crucé la línea de meta junto a mi familia en 13horas y 16minutos en el triatlón más divertido y bonito del mundo!.
Por Javier Loroño.